En dicha rotonda veréis una caseta de madera, que es el punto de
información. Cuando llegamos, sobre las 12 horas, el aparcamiento que hay al
lado de la caseta estaba casi lleno, menos mal que aún quedaban un par de huecos.
Si ahí no hubiese sitio también se puede dejar el coche en los alrededores de
la rotonda.
Una chica muy amable que había en
la caseta de información nos explicó en qué consistía la ruta y nos dio un
mapa. Nos explicó que el camino sigue el cauce del río, prácticamente en su
mayoría de kilómetros a la sombra de los árboles, por lo que es ideal si hace
mucho calor.
Dividen la ruta en dos partes:
-Muiños de Barrantes: desde Ribadumia hasta la Aldea
Labrega, totalmente llana. En este tramo hay seis molinos restaurados.
-Muiños de Serén: desde la Aldea Labrega hasta el
Monasterio de Armenteira, con ligera pendiente en algunos puntos (desnivel de
más de 200 metros ).
Los dos tramos suman alrededor de
7 km por lo tanto, si hacéis ida y vuelta
como nosotros, serán unos 14 km . La chica
nos dijo que se suele tardar un total de 4 horas en hacer ida y vuelta, a un
paso tranquilo, y fue más o menos lo que nos llevó.
Si sólo queréis hacer ida o
vuelta es posible también porque hay carretera que lleva tanto al punto de
inicio como al de llegada, pero claro, necesitaréis dos vehículos. Otra opción,
si vais con niños o tenéis movilidad reducida, es hacer la ida y vuelta del
primer tramo, que es totalmente llano (saliendo y volviendo a la rotonda de
Ribadumia).
Nosotros decidimos hacer los 14 km , comenzando en
Ribadumia para que la vuelta, cuando se supone que está uno más cansado, fuese
cuesta abajo.
Total, que sobre las 12:15
comenzamos la ruta en la Rotonda de Ribadumia y rápidamente llegamos al primer
molino, Muiño de Chantada, que está
totalmente restaurado y se puede entrar a observar el funcionamiento del mismo.
Estos molinos aprovechaban la fuerza del agua del río para moler cereales
(principalmente maíz) y obtener así harina para elaborar pan. Además eran lugares
de encuentro vecinos, figurando también a menudo en el folclore popular
(cantigas, refranes, leyendas, etc.).
A lo largo de la ruta hay más de 30 molinos de agua, en distintos
estados, lo que hacen la ruta muy agradable y especial. En varios se puede
entrar y observar aún la piedra de moler, otros están cerrados y algunos
derruidos.
Al lado del segundo molino, el de
O Con, hay una piedra en la que se
aprecian varios petroglifos (cruces
y cazoletas), marcados por un cartel. Sin embargo el mismo aclara que no son
prehistóricos, sino que pertenecen a la Edad Media.
A lo largo del cauce del río
veréis preciosas pozas de agua en donde os podréis dar incluso un chapuzón o
mojar los pies. Es ideal para ir con niños, pues les encantará.
Veréis carteles que explican la
vegetación típica que os encontraréis a lo largo del sendero: alisos, sauces, robles,
avellanos, castaños, laurel, helechos, etc.
Tras el primer tramo llegamos a
la Aldea Labrega en donde hay baños,
una cafetería para tomar algo. Hay varios parques infantiles en donde podrán
jugar los niños mientras tomáis algo en la terraza y también hay una gran poza
donde se podrán bañar. A este punto también se puede llegar en coche por lo que
puede ser un lugar de visita interesante si vais con niños.
En la Aldea Labrega se encuentra
la Aldea de piedra, realizada por la
Escuela de Canteros de la Diputación de
Pontevedra, consistente en la representación de los símbolos tradicionales
del rural en ese material y a pequeña escala: un hórreo, un crucero, un
lavadero, animales, una capilla, un carro, etc. A los niños les encantará jugar
en esta zona.
Continuamos con la segunda parte
de la ruta, que tiene un tramo llano (a mi entender un poco más aburrido) pero
luego comienza una ligera pendiente y con ella numerosas pozas y recovecos que
son preciosos.
Finalmente, tras dos horas y
veinte minutos, llegamos al Monasterio
de Armenteira. Hay que decir que no nos dimos ninguna prisa y nos paramos
bastante al principio para hacer fotos, por lo que se puede hacer en menos. Justo
delante del Monasterio hay unos cuantos bares en los que podréis comer o tomar
algo, si no queréis llevar bocadillo.
En cuanto al Monasterio, entramos
a ver la iglesia (austera) y el claustro, que no es muy grande pero sí bonito.
La chica que había en la entrada nos dijo que en él viven actualmente 9 monjas
de clausura que venden diferentes objetos que fabrican (música, cerámica,
jabones, así como dulces de otros conventos) y además tienen hospedería. Si
queréis saber más de él, podéis visitar su web: https://www.monasteriodearmenteira.es/la-hospederia-3/.
Comimos los bocadillos en el
patio de entrada al Monasterio y luego nos tiramos un rato en el césped que hay
en la parte trasera de la iglesia (yo incluso dormí un rato).
Sobre las 15:45 comenzamos el
camino de vuelta, lo que nos llevó esta vez una hora y media. Tengo que decir
que en este tramo apenas vimos otros senderistas, estuvimos prácticamente
solos. Por la mañana había más gente, pero tampoco agobiaba.
Vimos bastante vida durante la
ruta: mariposas, libélulas, aves, caballos, una comadreja (estuvimos un buen
rato observándola y ella a nosotros, pues se acercó a curiosear en varias
ocasiones, muy simpática), etc.
La ruta en general está bastante
bien señalizada, sólo hay un punto en que atraviesa otra rotonda (salida de la
autopista hacia Cambados) en la que igual podéis tener problemas para saber por
dónde continúa. Tenéis que cruzar dicha rotonda por el paso de cebra y
dirigiros hacia una aparcamiento de tierra que veréis al otro lado (de hecho
hay gente que empieza ahí la caminata). A continuación podéis bordear la
siguiente rotonda por un caminito arbolado de 10 metros o atravesar por
el asfalto en dirección al gran cartel que marca la ruta. Por cierto, si
queréis el track lo podéis descargar en la web del Ayuntamiento de Meis: http://www.meis.es/eportal/portal/index.php?id_seccion=265
Tras llegar finalmente a la
rotonda de Ribadumia sobre las 17:15 estiramos un poco para no tener dolores
musculares al día siguiente y nos fuimos a Cambados a tomar algo. Es un lugar
al que vamos muy a menudo por su amplia oferta gastronómica y cultural, bien
merece la pena una visita.
Sin embargo nunca habíamos estado en su famoso
cementerio así que nos acercamos finalmente a verlo.
Según
la web del Ayuntamiento de Cambados se unió a la Ruta Europea de Cementerios
Singulares (en la que figuran 179 camposantos). Además es monumento Nacional
desde 1943.
En
él se encuentran las ruinas de la iglesia gótica de Santa Mariña Dozo (que data
del siglo XV). Se pueden observar parte de una torre y varios arcos que siguen
en pie y que dan un aspecto misterioso al cementerio. En el interior de la
iglesia y en los alrededores veréis numerosas tumbas, aprovechando todo el
espacio disponible.
Iglesia de Santa Mariña Dozo
La
visita no os llevará mucho tiempo, pues el lugar es pequeño, pero sí es muy
especial, estoy segura de que os encantará.
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